lunes, 25 de enero de 2010

No sabes cuánto te odio




















No sabes como siento que la sangre me hierve
por ti y tu actuar,
no sabes cómo me ahogo
lentamente en un lamento,
ruego al destino,
le ruego a todas las deidades
que mis deseos no me controlen,
no me tomen,
no me dominen.
No sabes cómo me ruge el pecho
cuando me tocas
no sabes como se me acelera mi pulso
cuando te siento.
No sabes como mi voluntad disminuye
cuando te me acercas,
tranquilo, coqueto como un felino.
todo mi ser se estremece,
siento como mi alma se desgarra
tratando de tocarte.
No sabes cómo te odio
cuando me miras con esos ojos de cordero.
No sabes cómo te odio
cuando me tocas y me quemo.
No sabes cómo te odio
cuando me besas.
Cuando me besas, me deshago,
mi piel cobra vida,
me desvanezco en oleadas de deseos,
me consumo y fundo con tu piel,
siento que te deseo más y más.
No sabes cómo te odio.
No te imaginas
los desastres que causas,
mi tacto sólo te desea,
mi vista se nubla,
y como ninfa solo te pertenesco,
mi cuerpo no me responde,
sólo te sigue.
Sí, te sigo.
En la penumbra
he de luchar contra tu invasión,
con valor te enfrentare para someterte,
te enfrentare con besos profundos,
morderé tus labios,
acariciare tus mejillas,
tu cuello,
tus brazos,
tu pecho,
te besare hasta ahogarme en tu boca.
No sabes cuanto te odio,
porque sabes,
sabes que a pesar de mi lucha frenética
has ganado en el instante que me tocaste,
que tomaste mi mano.
Entonces mis fuerzas se acaban,
inundada de tu deseo,
caigo rendida en tus dominios,
y presa de un sueño,
siento que mi piel no es mía,
que el placer que me provocas
no cabe dentro de mí,
y entre gritos silenciosos
libero mi felicidad.
No sabes cuánto te odio
por convertirte en el verdugo de mi coordura,
en mi tirano personal,
en el dueño de mis pecados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario